viernes, 12 de noviembre de 2010

Y ahora, ciclogénesis...

Pues si, oficialmente hemos estado bajo la influencia de una ciclogénesis explosiva debida a la aparición y consolidación de un ciclón extratropical llamado Becky. Y es que mira tu por dónde, lo que antes llamábamos temporal, ahora tiene un nombre que suena taaaan bien...


Es más, hasta le ponen nombre para que no haya duda a la hora de identificarlo. Como a los huracanes. ¿También retirarán esos nombres si las ciclogénesis causas daños personales y materiales de enorme cuantía, como con los ciclones?


Hablando con mi padre el lunes, me comentaba que antes, en su época, a estos temporales se les llamaba galernas. Así que he decidido buscar qué es cada cosa, que uno es poco listo pero avispado en ésto de utilizar para mi conveniencia entre las tecnologías modernas. Así que abro mi navegador y busco en la Wikipedia qué es cada cosa...


Según la Wikipedia, una "ciclogénesis es el desarrollo o la consolidación de la circulación ciclónica en la atmósfera (un sistema de baja presión). Se trata de un término paraguas para varios procesos diversos, todos los cuales dan lugar al desarrollo de una cierta clase de ciclón. [...] Ciclogénesis es lo opuesto a ciclólisis —la disipación de un ciclón— y tiene un equivalente anticiclónico (sistema de alta presión) que se relaciona con la formación de áreas de alta presión: anticiclogénesis". ¡Oh, qué bonito! Qué bien suena todo ésto. Pero, sinceramente, lo único que me ha quedado claro que que la ciclogénesis es un fenómeno meteorológico que puede generar un ciclón. Y es explosiva cuando se genera de repente...

Seguimos en la Wikipedia. Un "temporal es un viento fuerte de grado superior al octavo de la escala de Beaufort (escala que sirve para medir la intensidad del viento). Puede ir acompañado de arena en suspensión (simún), de nieventisca, o de lluvias. Empieza a existir un temporal cuando el viento sopla a más de 60 km/h. Su fuerza desgaja entonces las ramas de los árboles y se vuelve más difícil para el hombre la marcha contra ese viento. En el mar, la altura de las olas pasa de 4 m y el viento arranca rociones a sus crestas, en tanto que se forman estelas de espuma orientadas en la dirección del viento. Si la fuerza de éste aumenta aún más, se pasa del temporal a la tempestad". Vale, ya me va quedando más claro...
Para finalizar, una "galerna es un temporal súbito y violento con fuertes ráfagas de viento del oeste al noroeste, que suele azotar el Mar Cantábrico y sus costas, por lo general en la primavera y el otoño. [...] Aparecen en días calurosos y apacibles en los que la llegada de un frente frío viene acompañado de un cambio brusco en la dirección e intensidad del viento, que puede llegar a superar los 100 km/h. El cielo se oscurece y se pruduce un fuerte descenso de temperatura, de hasta 12ºC en 20 minutos, un descenso rápido de la presión atmosférica y un aumento de la humedad, que roza el 100%. La mar puede llegar a ser gruesa o montañosa y a todo ello se añaden unas cortas pero intensas lluvias". ¡Oh, sí! Qué término, qué palabra, qué vocablo, qué... qué definición tan ajustada al fenómeno que acabamos de pasar...

Así que, al final, la pregunta es... ¿por qué nos dejamos influir por no sé muy bien quién para dejar de llamar a las cosas por su nombre? Sinceramente, prefiero seguir llamando Becky a mi prima y galerna a la ciclogénesis...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Giro ¿inesperado?

No tanto. Lo cierto es que llevaba un montón de tiempo pensando en darle un cambio al blog. Tener margen y poder escribir o, más bien, desbarrar, sobre todas aquellas cosas que se me pasan por la cabeza.


No esperéis filosofadas. Cuando hablo de desbarrar me refiero a que escribiré sobre cualquier cosa. Lo mismo me da por discurrir sobre el mito de la caverna como por contar la última tontería que acabo de escuchar por la calle.


Así que, como se diría en términos náuticos, adquiero una nueva derrota, virando mi particular nave del ciberespacio hacia un nuevo rumbo en el que un océano de ideas tiene cabida.