viernes, 29 de mayo de 2009

En casa de herrero...

Y es que no hay nada peor que ponerse a criticar anuncios para que alguien venga y te diga: "Fatal. Mucho hablar de la publicidad, pero de marketing no tienes ni idea". Como se me quedó cara de póker al escuchar estas palabras, la explicación continuó: "Si es que tu blog da pena. No tienes ni un enlace, no eres seguidor de nadie, ni siquiera tienes foto de perfil... Vamos, un desastre total".
Ok. Recibido. Está claro que mi futuro no pasa por la publicidad. Ja, ja, ja. Voy a tener que fijarme más en todos esos pequeños detalles que marcan diferencias. Ahora le he pegado un pequeño lavado de cara al blog, con ayuda, todo hay que decirlo. Gracias a mi amiga Blog A, que ha contribuido, con sus críticas y sus ideas, a esta revisión del blog.
Y me comprometo a cuidar un poquito la imagen del mismo y, sobre todo, a todos aquellos que me visitáis y me comentáis. Aprovecho el momento para agradeceros vuestras visitas y a animaros a que me critiquéis, si lo consideráis necesario.
Como digo muchas veces, la diferencia la marcan esos pequeños detalles sin importancia, que son los que realmente más importancia tienen.

viernes, 22 de mayo de 2009

Refrescando la publicidad


Así es. Desde hace varias campañas, además de sorprendernos, los creativos de Aquarius son capaces de sorprendernos con una nueva historia humana que, siendo aparentemente normal, se convierte en extraordinaria (mmm, ¿será que ya me ha quedado el mensaje de que "el ser humano es extraordinario" grabado a fuego en la mente?).
Después de un año sin anunciarse en televisión, lanzan una campaña haciendo hincapié en el hecho de que el ser humano hace lo que le da la gana y que nadie sabe, a ciencia cierta, cómo va a reaccionar.

Después vino la campaña que narraba cómo el equipo de marketing hacía una investigación para lanzar esta bebida con un nuevo sabor. Y mostraba cómo un miembro del equipo estaba obsesionado con la promesa hecha.




Luego vino la campaña en la que nos mostraron a Justo Gallego, un labrador de 80 años que está construyendo una catedral reciclando todo lo que encuentra. De repente, un sitio sin apenas visitas se convirtió en lugar de culto y peregrinaje.





Este año nos vuelven a sorprender con la historia de Eric Adjetay. Bueno, realmente es la historia de su abuelo. Cómo, para satisfacer un deseo de su madre, comenzó a construir ataúdes de fantasía. Una historia que conmueve y que, sin embargo, resulta simpática. A quién no le gustaría que lo enterraran en un Ferrari, en una mansión, en un yate de lujo, en un proyector de cine... Hasta en un chile...



En definitiva, a mi que me entierren en un cohete o un satélite, para poder tocar las latas de la Colifata mientras veo cómo se termina la catedral de Justo Gallego, al tiempo que degusto el nuevo sabor de Aquarius, esa bebida que estuvo tanto tiempo sin anunciarse. Eso si, el tiempo esperado mereció la pena. Estoy deseando que llegue el año que viene, a ver con qué historia nos vuelven a sorprender. ¿Admitirán sugerencias?

viernes, 15 de mayo de 2009

Quiero ser hombre anuncio



Me viene a la cabeza ahora una escena de la película "La jungla de cristal", en la que Simon le dice a Bruce Willis que debe pasearse en gayumbos por un barrio de negros con una pancarta, cual hombre anuncio, en la que los pone a caer de un burro. (No recuerdo bien, pero ponía algo así como odio a los negros...). En una rápida sucesión de imágenes, se me aparece ahora en la imaginación un reportaje sobre los hombres anuncio de Madrid, a los que no sé si el ayuntamiento o la Comunidad quería dejarlos sin trabajo.
Un trabajo el suyo poco agradecido y bastante ridiculizado por la sociedad. Sin embargo, estamos rodeados de hombres anuncio. Enciendes el televisor y están pasando un partido de fútbol. 22 jugadores de un equipo luciendo en sus pechos el nombre de su respectivo patrocinador, al igual que el equipo arbitral. Vale, cambiemos de deporte. Es la hora del telediario, el momento en que nos pasan los deportes. David Meca acaba de terminar cualquiera de sus hazañas. Lo vemos saliendo del agua con... un montón de etiquetas, todas ellas anunciando a sus patrocinadores. Domingo de mañana. Motos. Estos si que son verdaderos hombres anuncio. Tanto en sus máquinas como en sus monos apenas hay un centímetro cuadrado en el que quepa algo más de publicidad...
¿Será que todos ellos ganan un montón de pasta o que estamos muertos de envidia, que se forran haciendo deporte, que con ellos no se mete nadie? Yo quiero ser hombre anuncio, si, pero de los de ir subido sobre un trozo de hierro pegado al suelo por dos gomas, con un mono de colores chillones en el que tenga tantos parches publicitarios que, si me caigo al suelo, ni siquiera me enteraré...

domingo, 10 de mayo de 2009

Lo políticamente correcto




La de hoy va a ser genérica, más bien. Sobre lo políticamente correcto o incorrecto. Bueno, más bien sobre lo escatológicamente correcto o incorrecto.
En el fondo, somos unos vergonzosos. No tenemos problema por enviar imágenes cruentas, salvajes, violentísimas a los diversos medios de comunicación. Sin embargo, cómo nos cuesta escuchar cosas como, y no me voy a poner salvaje, ir al baño, tener la regla o mearse..
¿Por qué algo tan natural como la vida misma nos da tanto reparo? ¿Por qué en un anuncio no podemos escuchar que una persona le diga a otra: "y a usted, lo que le hace falta, es ir más al baño"? Sin embargo, si podemos ver cómo atropellan salvajemente a una persona mientras cruza la calle.
¿No nos estamos pasando? Hace algún tiempo surgió una controversia en internet, con la red de Youtube. No tienen ningún problema en dejar subir y visionar vídeos con agresiones, alguna de ellas salvaje. Sin embargo, censuran cualquier vídeo en el que se insinúe un pezón... Y parece que en los medios tenemos el mismo problema. No pasa nada si la DGT nos pasa unos anuncios que nos ponen los pelos como escarpias, pero no digamos caquita, no sea que alguien se nos maree. Pues, como decían hace muchos años Enrique y Ana, CACA CULO PEDO PIS.